Somos ceros a la izquierda 
por nombre sentados. 
Somos bichos raros 
escribiendo a tu lado. 
Somos enamorados 
de amor enjaulado. 
Somos ese milagro 
que ansiaba tu radio, 
somos la salvia fresca 
de esta agitada fiesta, 
el micro se anima 
cuando celos despereza. 
Tenemos tarea 
rimamos a la desierta, 
e invernal tristeza 
que nuestro mundo espesa. 

Y aquí estoy, 
dándole guerra al silencio hasta el amanecer. 
Y aquí estoy, 
quiero sentirte luchando hasta el amanecer.  

Sientes, música reggae, 
guerrilla rebelde para el pez contracorriente, 
vente, que entre tanta gente, 
te falta tararear verdades y en las calles ya se espantan. 
Urbana guerrilla, semilla del parque, 
que hacen las raíces de los árboles gigantes. 
Apártate, que te meten en el tren, 
dirección al conformismo de las maneras de ser, 
estar o parecer, solución enloquecer, 
no morder el anzuelo del que me quiere comer, 
prefiero volar, para después caer, 
que vivir como todos conformándose con ver. 



Y aquí estoy, 
dándole guerra al silencio hasta el amanecer. 
Y aquí estoy, 
quiero sentirte luchando hasta el amanecer.  

Este cálido, rápido verso, 
va de mi voz a tu razón, 
representa a guerrilla que pronto se amplía raiz de la fusión, 
yo, armónicamente marcho, 
pongo, parte de mi imaginación fundamental 
supongo, para el descontrol, 
salgo de dudas, vengo con mi flota, manejo bien el 
downtown de la buena ruta, 
no destino, acelero la velocidad del tiempo de la vida 
en mi interior, 
llevo una sonda para cuando no hay salida. 

Y aquí estoy, 
dándole guerra al silencio hasta el amanecer. 
Y aquí estoy, 
quiero sentirte luchando hasta el amanecer.