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Pronombres relativos, interrogativos y exclamativos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Actividad 3. Leed en voz alta el poema  “Viento del pueblo” de Miguel Hernández. A continuación, responded a las siguientes preguntas entre todos a modo de coloquio:

  1. ¿De qué habla el poema? ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención? ¿Crees que el poeta buscaba reivindicar algo? En ese caso, ¿de qué se trata? ¿Encuentras alguna relación del poema con nuestra actualidad?
  2. Rodea los pronombres que correspondan en cada caso teniendo en cuenta la oración en la que se encuentran.

Vientos del pueblo me llevan,

vientos del pueblo me arrastran,

me esparcen el corazón

y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,

impotentemente mansa,

delante de los castigos:

los leones la levantan

y al mismo tiempo castigan

con su clamorosa zarpa.

No soy un de pueblo de bueyes,

que / qué soy de un pueblo que embargan

yacimientos de leones,

desfiladeros de águilas

y cordilleras de toros

con el orgullo en el asta.

Nunca medraron los bueyes

en los páramos de España.

¿Quién / quien habló de echar un yugo

sobre el cuello de esta raza?

¿Quién / quien ha puesto al huracán

jamás ni yugos ni trabas,

ni quién / quien al rayo detuvo

prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,

vascos de piedra blindada,

valencianos de alegría

y castellanos de alma,

labrados como / cómo la tierra

y airosos como / cómo las alas;

andaluces de relámpagos,

nacidos entre guitarras

y forjados en los yunques

torrenciales de las lágrimas;

extremeños de centeno,

gallegos de lluvia y calma,

catalanes de firmeza,

aragoneses de casta,

murcianos de dinamita

frutalmente propagada,

leoneses, navarros, dueños

del hambre, el sudor y el hacha,

reyes de la minería,

señores de la labranza,

hombres que entre las raíces,

cómo / como raíces gallardas,

vais de la vida a la muerte,

vais de la nada a la nada:

yugos os quieren poner

gentes de la hierba mala,

yugos que habéis de dejar

rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes

está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos

de humildad y olor de cuadra;

las águilas, los leones

y los toros de arrogancia,

y detrás de ellos, el cielo

ni se enturbia ni se acaba.

La agonía de los bueyes

tiene pequeña la cara,

la del animal varón

toda la creación agranda.

Si me muero, qué / que me muera

con la cabeza muy alta.

Muerto y veinte veces muerto,

la boca contra la grama,

tendré apretados los dientes

y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,

que / qué hay ruiseñores que / qué cantan

encima de los fusiles

y en medio de las batallas.

Para saber más…

Miguel Hernández fue un poeta y dramaturgo de Orihuela. Durante la guerra compuso obras de marcado carácter social como Viento del pueblo y El hombre acecha, con un estilo que se conoció como “poesía de guerra”. Murió en la cárcel sufriendo la pena de preso político en 1942.

Acción ortográfica

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